En El tallador la realidad es adaptada a una obra de teatro donde el actor invitado -del público o del escenario- sin darse cuenta, participa de un engaño, y las causas y las consecuencias no dejan bajar ni cerrar el telón que debería dividir la verdad de la mentira, sin que sepamos en cuál de los dos espacios se ubica cada una. Pocas son las obras colombianas que exploran a los prestigiadores de la ingeniera social, varios encarnados por el timador, el pillo, el marcador o el mago del azar callejero; engañadores a pequeña escala tras pantomimas elaboradas y efectivas. En los actos enmarcados en el contexto del narcotráfico, la ostentación y el alarde -que antes eran la regla para demostrar poder- son el escenario donde actúa el engaño con el objetivo de la gran estafa, mostrada como un acto de justicia cuando se le quita al rico para darle al pobre, ganando así la complicidad del gran público. En los escenarios del conflicto y el narcotráfico de la novela, los actores son personajes de una obra en la que el amor -principal antagonista- es el telón rasgado a través del cual Paula, la actriz del “inicio”, obtendrá importante información de Rubén, el actor implicado, para El tallador. SAÚL MUNÉVAR Tenemos aquí una historia de amor frustrada por la mafia. El autor nos muestra, además, los nexos secretos entre la “gente de bien” que presume inocencia en clubes, pasarelas y páginas sociales, mientras bajo la mesa hace negocios sucios con los más despiadados y oscuros criminales. Y allí está el tallador, personaje que enlaza, mide la fuerza y organiza el montaje de operaciones que, por lo general, terminan dejando a unos pocas grandes ganancias y unos escenarios cargados de muertos. Una novela poco común entre las numerosas novelas nacionales de la serie negra.
Autor: Blanquicet, Amaury
Precio: $55,000