Podría decirse que esta compilación de poemas, que cambia y se amplía con el tiempo, en realidad es la autobiografía de su autor: aparece primero el mundo sin su protagonista; se configura luego la presencia del agua que todo lo contiene; se asoman la juventud, los viajes, la carretera; se relatan la vida adulta en el extranjero, los distintos paisajes, la nostalgia por los demás; llegan los destellos de alegría y de dolor propios y ajenos, la frustración; se hace tangible la memoria, sus recovecos, su pérdida, y al final el mundo empieza a perder de nuevo sus formas, se confirman el olvido y el fin de todas las cosas. Que también es su comienzo. Conocer la lírica de un autor es presenciar su esencia despojada de todo artificio posible, y es esa esencia convertida en certeza la que nos conmueve y nos inquieta. En la poesía de Tomás González resuenan los temas que lo han acompañado siempre: la cercanía de los extremos, el paso del tiempo y sus efectos, el desconcierto que producen la felicidad y la tristeza, la observación detallada de los gestos humanos que se desploman ante el poder de la naturaleza. En su poema XXVII González dice: «… el reverso de un intenso resplandor, / una porción de negra nitidez / en la confusa luminosidad del día…». Estas líneas bien podrían definir toda su obra, escrita sobre un fondo claroscuro, pues cada poema suyo es reflejo y eco profundo de su literatura.
Autor: González, Tomás
Precio: $14,000